Capitulo dos: "Aléjate de los muggles "
Todos los personajes son propiedad de J.K Rowling.
-¿Que hacías en esa calle Bella? y no me mientas que no soy tonta-.
La voz pausada de Narcissa era como veneno de serpiente corriendo por mis venas, la manera despectiva en que pronuncio cada frase y su gélida mirada sobre mi, hacían que temblara de pies ha cabeza y lo peor de todo es que no tengo ninguna respuesta lógica que darle.
-Esa es una calle muggle Bella, dime que hacías ahí ahora o iré corriendo y le diré todo a mamá-.
-Solo quería ver como eran Cissy, nada más-.
-¡No puedo creer que seas tan irresponsable!, no te das cuenta en el peligro que pusiste a toda la comunidad mágica solo por tus tontos caprichos, debería ir en este instante y decirle todo a nuestra madre-.
-¡No! por favor Narcissa no me hagas esto-.
El enojo en los ojos de mi hermana, se podía ver desde kilómetros de distancia, y si ella le decía a nuestra madre, yo definitivamente estaría muerta en menos de un segundo.
-Bellatrix, escúchame con mucha atención, tu me vas a prometer que jamas volverás a cruzar hacía esa calle muggle y yo no le diré una palabra a mi madre, pero si me entero de que lo volviste hacer, date por muerta querida hermana-.
-Lo prometo Cissy, no volverá a pasar-.
O mejor dicho tú no te volverás a enterar de que lo hice de nuevo.
El número doce de Grimmauld place es la casa familiar de la familia Black y esta tarde hay reunión general, porque llega un amigo de mi padre de un viaje y el preparo una cena en su honor; Mi madre y mi tía Walburga han estado todo el tiempo dando ordenes desde que llegamos de comprar los materiales para el colegio y ya tienen a todos los pequeños de la casa con sus mejores ropas de gala, Cissy y yo estamos vistiéndonos en la antigua habitación de nuestro primo Sirius, el cual se fue de la casa hace unos meses porque no soportaba las costumbres Black.
-¡Bellatrix, Narcissa! ¡Bajen ahora!-.
-¡Enseguida madre!-. Gritamos las dos a coro.
-¿No te da pena estar en esta habitación Cissy?-.
-Por supuesto que no, Cirius es un Gryffindor, y le gusta fraternizar con los sangre sucia-.
-Yo pensé que a ti no te gustaba discriminar a los sangre sucia Cissy-.
-No, claro que no me gusta discriminarlos, pero es que Sirius se fue al extremo de la no discriminación Bella, no puedes negar eso y sabes que, sera mejor bajemos y tu dejes de ponerte tan sentimental-.
Al bajar las escaleras vi a mi padre acompañado de un hombre moreno con unos gélidos, pero hermosos ojos verdes que saludaba a cada miembro de mi familia, mi padre nos miró y dijo en voz alta,
-Tom te presento a mis hijas mayores Bellatrix y Narcissa, hijas les presento a mi amigo el señor Tom Ryddle-.
-Un placer señor Ryddle-. Dije en casi un susurro ya que la sola presencia de este hombre hacia que costara respirar.
-El placer es todo mio señorita Black-.
Su voz, si, su voz fue lo que definitivamente me quito el aliento.
-Bueno, creo que sera mejor que pasemos a la mesa-. Dijo mi padre, mientras yo intentaba recordar como se respira.
La cena fue bastante incomoda para mi, cada vez que observaba a Tom Ryddle este estaba mirándome y cuando miraba fijamente sus ojos sentía que caía en una especie de trance, pero mis padres parecían no darse cuenta de nada, Ryddle los tuvo en sus manos en el minuto que dijo que los sangre sucia debían ser eliminados por completo del mundo mágico.
Cuando llegó la hora de que nuestro enigmático huésped se fuera mi padre le dijo que yo lo acompañaría hasta la puerta.
-Acompáñame hasta el jardín Bellatrix, me gustaría hablar algo contigo-. ¿¡QUE!? solo asentí ya que definitivamente el aire ya no circulaba por mis pulmones.
Cuando se detuvo en la reja, lo mire para que me dijera lo que tenia que hablar conmigo, pero cuando mis ojos se encontraron con los de el, una fuerza me arrastro y me quede inmóvil, sentí como los ojos de Tom Ryddle viajaban por mi cerebro y registraban cada recuerdo y pensamiento que había tenido a lo largo de mi vida, y cuando sentía que ya no podía más, me vi quieta en mi jardín con Ryddle en frente, se acerco hasta quedar con su boca en mi oído y dijo en un susurro,
-Bellatrix, aléjate de los muggles-.
Me sonrió y salio hacia la calle donde desapareció en una nube de humo negra, entonces lo entendí el manejaba el poder de la Legeremancia o el poder de leer las mentes.
Publico todos los sábados por la noche.
La voz pausada de Narcissa era como veneno de serpiente corriendo por mis venas, la manera despectiva en que pronuncio cada frase y su gélida mirada sobre mi, hacían que temblara de pies ha cabeza y lo peor de todo es que no tengo ninguna respuesta lógica que darle.
-Esa es una calle muggle Bella, dime que hacías ahí ahora o iré corriendo y le diré todo a mamá-.
-Solo quería ver como eran Cissy, nada más-.
-¡No puedo creer que seas tan irresponsable!, no te das cuenta en el peligro que pusiste a toda la comunidad mágica solo por tus tontos caprichos, debería ir en este instante y decirle todo a nuestra madre-.
-¡No! por favor Narcissa no me hagas esto-.
El enojo en los ojos de mi hermana, se podía ver desde kilómetros de distancia, y si ella le decía a nuestra madre, yo definitivamente estaría muerta en menos de un segundo.
-Bellatrix, escúchame con mucha atención, tu me vas a prometer que jamas volverás a cruzar hacía esa calle muggle y yo no le diré una palabra a mi madre, pero si me entero de que lo volviste hacer, date por muerta querida hermana-.
-Lo prometo Cissy, no volverá a pasar-.
O mejor dicho tú no te volverás a enterar de que lo hice de nuevo.
El número doce de Grimmauld place es la casa familiar de la familia Black y esta tarde hay reunión general, porque llega un amigo de mi padre de un viaje y el preparo una cena en su honor; Mi madre y mi tía Walburga han estado todo el tiempo dando ordenes desde que llegamos de comprar los materiales para el colegio y ya tienen a todos los pequeños de la casa con sus mejores ropas de gala, Cissy y yo estamos vistiéndonos en la antigua habitación de nuestro primo Sirius, el cual se fue de la casa hace unos meses porque no soportaba las costumbres Black.
-¡Bellatrix, Narcissa! ¡Bajen ahora!-.
-¡Enseguida madre!-. Gritamos las dos a coro.
-¿No te da pena estar en esta habitación Cissy?-.
-Por supuesto que no, Cirius es un Gryffindor, y le gusta fraternizar con los sangre sucia-.
-Yo pensé que a ti no te gustaba discriminar a los sangre sucia Cissy-.
-No, claro que no me gusta discriminarlos, pero es que Sirius se fue al extremo de la no discriminación Bella, no puedes negar eso y sabes que, sera mejor bajemos y tu dejes de ponerte tan sentimental-.
Al bajar las escaleras vi a mi padre acompañado de un hombre moreno con unos gélidos, pero hermosos ojos verdes que saludaba a cada miembro de mi familia, mi padre nos miró y dijo en voz alta,
-Tom te presento a mis hijas mayores Bellatrix y Narcissa, hijas les presento a mi amigo el señor Tom Ryddle-.
-Un placer señor Ryddle-. Dije en casi un susurro ya que la sola presencia de este hombre hacia que costara respirar.
-El placer es todo mio señorita Black-.
Su voz, si, su voz fue lo que definitivamente me quito el aliento.
-Bueno, creo que sera mejor que pasemos a la mesa-. Dijo mi padre, mientras yo intentaba recordar como se respira.
La cena fue bastante incomoda para mi, cada vez que observaba a Tom Ryddle este estaba mirándome y cuando miraba fijamente sus ojos sentía que caía en una especie de trance, pero mis padres parecían no darse cuenta de nada, Ryddle los tuvo en sus manos en el minuto que dijo que los sangre sucia debían ser eliminados por completo del mundo mágico.
Cuando llegó la hora de que nuestro enigmático huésped se fuera mi padre le dijo que yo lo acompañaría hasta la puerta.
-Acompáñame hasta el jardín Bellatrix, me gustaría hablar algo contigo-. ¿¡QUE!? solo asentí ya que definitivamente el aire ya no circulaba por mis pulmones.
Cuando se detuvo en la reja, lo mire para que me dijera lo que tenia que hablar conmigo, pero cuando mis ojos se encontraron con los de el, una fuerza me arrastro y me quede inmóvil, sentí como los ojos de Tom Ryddle viajaban por mi cerebro y registraban cada recuerdo y pensamiento que había tenido a lo largo de mi vida, y cuando sentía que ya no podía más, me vi quieta en mi jardín con Ryddle en frente, se acerco hasta quedar con su boca en mi oído y dijo en un susurro,
-Bellatrix, aléjate de los muggles-.
Me sonrió y salio hacia la calle donde desapareció en una nube de humo negra, entonces lo entendí el manejaba el poder de la Legeremancia o el poder de leer las mentes.
Publico todos los sábados por la noche.